lunes, 30 de marzo de 2009

Palabras contra una mala causa

La presentación de El Libro de Alipio Tito Paoletti provocó un editorial de El Independiente y declaraciones del presidente de Copegraf en el sitio Data Rioja . El denominador común de ambas expresiones es la manipulación de circunstancias y el ocultar hechos que culminaron con la exclusión de nueve compañeros de la cooperativa cuando la dictadura estaba en retirada.
El editorial mezcla, de manera promiscua, razones económicas e ideológicas en la decisión de crear la cooperativa de trabajo. El redactor del texto revela su incapacidad ética para comprender que los cuatro socios de Editorial Norte SRL, por iniciativa de Tito, cedieran sin cargo los bienes muebles e inmuebles para convertirlos en propiedad de todo el personal.
Para la mentalidad y conducta mezquina es difícil entender que existiera (exista) el propósito de la coherencia entre el decir y el hacer, entre lo que pregonaba el diario y lo que ocurría en su interior. En el editorial la cooperativización se aborda como un paso fáctico, cuando fue el arribo a la meta en un proceso ajeno a emergencias financieras, meditado y sujeto a etapas que incluyeron la formación y el arraigo de la filosofía cooperativa.
La adhesión al proyecto fue voluntaria, con espacio para aquellos que prefirieran mantener su relación laboral dependiente.
Quien escribió el editorial desconoce la serena alegría que causó la fundación de Copegraf, para que adquiriera enjundia la condición de compañeros de decenas de periodistas, gráficos, administrativos y maestranza, con el básico principio de un hombre un voto.
Es llamativo que aquel momento sea evaluado en el editorial con la misma retorcida visión de los dueños del poder, inquietos por el medio de comunicación que perturbaba su hegemonía en la vida riojana. Los mismos dueños de todo que, a través del diario de Álvarez Saavedra, atacaban con saña la profética pastoral de Monseñor Enrique Angelelli.
Lo poco de verdad de lo publicado en El Independiente, pos presentación de El Libro de Alipio Tito Paoletti, se reduce a pocas palabras: “El golpe militar del 24 de marzo de 1976, sumió a todos los asociados en una situación límite”. Apenas eso es cierto porque de inmediato retoma la trampa discursiva.
a) Sin nombrar a Tito el texto refiere a “los que pudieron y tenían los contactos para exiliarse, lo hicieron”. Así escrito, la malicia surge con energía y se potencia con la omisión de que Paoletti eludió en el país la captura recomendada por sus frustrados cazadores. Más de un año de clandestinidad, poniendo en riesgo su vida, no es relevante para el editorialista que, además, insinúa que el desgarro del exilio se equipara con un viaje de turismo.
b) Casi sin disimulo, el redactor plantea la falsa dicotomía entre “los que se quedaron” y los encarcelados exiliados. Para su información: en la forzosa separación fue coincidente la prioridad de mantener en pie la cooperativa. Los presos y Tito minimizaron el juicio moral a los que renegaron principios en el diabólico editorial de 1977, impuesto por personeros del Batallón 141.
c) Con hermetismo, el editorial de marzo de 2009 dice que negar la reinserción de los excluidos fue actitud unánime de los asociados por razones que “pueden dar ellos mismos a quien quiera preguntárselo”. ¿Por qué no precisar esos motivos? La respuesta es obvia: “la actitud unánime” se produjo en 1983, con las elecciones generales convocadas, con el pueblo atento en la recuperación institucional, con el autoritarismo en fuga. No era ya tiempo del miedo para explicar declinaciones.
d) Ese trance está documentado en actas de la cooperativa, que son contundentes en los argumentos de la expulsión de Tito y ocho compañeros más. Allí consta que se aceptaron renuncias datadas en 1976, unas firmadas en prisión y la de Paoletti directamente falsificada. Como causal adosada, el increíble abandono de trabajo.
e) No cabe en el pensar del editorialista que fue y es funcional a la dictadura, sus cómplices y encubridores, separar al impecable líder de un medio de comunicación fiel al compromiso establecido en el estatuto de la cooperativa.
f) Los autoelogios y la caracterización de qué es hoy Copegraf y su diario despiertan dudas que despejarán sus lectores, los compañeros cooperativistas y los periodistas, gráficos, administrativos y maestranza con trabajo precarizado.

Por su parte, las reflexiones del presidente julio Delgado se nutren, con desmesura, del no sabe-no contesta por baches informativos que se subsanan con la lectura de documentación archivada en la empresa y del expediente que contiene la demanda judicial iniciada por Alipio Tito Paoletti. Observación al señor Delgado: ¿no le parece impropio de un dirigente de cualquier entidad atribuir valor decisorio a lo que califica “asamblea informal”?. Las asambleas pueden ser ordinarias o extraordinarias, jamás informales. También, señor Delgado, es aventurado dar los hechos como consumados porque la construcción de la historia es dinámica y es falso que la historia tenga fin.
Las piruetas escritas u oralizadas para escabullir la infamia no desaniman la propuesta del debate público con veedores del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social.
Mientras tanto seguiremos con la difusión de El Libro de Alipio Tito Paoletti, de su vida y de su obra, con epicentro en el diario que fundó y en la cooperativa que creó para enriquecer el patrimonio del pueblo de La Rioja.


Guillermo Yiyi Alfieri
Los Vascos 875 – (3100) Paraná
alfieriguillermo@gmail.com

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